AD TE BEÁTE JOSEPH
(A Leone XIII scripta)
Ad te beáte Joseph, in tribulatióne
nostra confúgimus, atque, imploráto
Sponsæ tuæ sanctíssimæ auxílio,
patrocínium quoque tuum fidenter
expóscimus. Per eam, quæsumus, quæ
te cum immaculáta Vírgine Dei
Genitríce coniúnxit, Caritátem, perque
patérnum, quo Púerum Iesum ampléxus
es, amórem, súpplices deprecámur, ut
ad hereditátem, quam Iesus Christus
acquisívit Sánguine suo, benígnus
respícias, ac necessitátibus nostris tua
virtúte et ope succúrras.
Tuére, o Custos providentíssime divínæ
Famíliæ, Iesu Christi sóbolem eléctam;
próhibe a nobis, amantíssime Pater,
omnem errórum ac corruptelárum luem;
propítius nobis, sospítator noster
fortíssime, in hoc cum potestáte
tenebrárum certámine e cælo adésto; et
sicut olim Púerum Iesum e summo
eripuísti vitre discrímine, ita nunc
Ecclesiam sanctam Dei ab hostílibus
insídiis atque ab omni adversitáte
défende: nosque síngulos perpétuo tege
patrocínio, ut ad tui exémplar et ope tua
suffúlti, sancte vívere, pie émori,
sempiternámque in cælis beatitúdinem
ássequi possímus.
Amen
A VOS BIENAVENTURADO JOSE
(Escrita por León XIII)
A vos, bienaventurado San José,
acudimos en nuestra tribulación, y
después de invocar el auxilio de vuestra
Santísima Esposa, solicitamos también
confiadamente vuestro patrocinio.
Por aquella Caridad que con la Inmaculada
Virgen María, Madre de Dios,
os tuvo unido y, por el paterno amor
con que abrazasteis al Niño Jesús,
humildemente os suplicamos volváis benigno los ojos
a la herencia que con su Sangre adquirió
Jesucristo, y con vuestro poder y auxilio
socorráis nuestras necesidades.
Proteged, oh providentísimo Custodio
de la Sagrada Familia la escogida
descendencia de Jesucristo; apartad de
nosotros toda mancha de error y
corrupción; asistidnos propicio,
desde el Cielo, fortísimo libertador nuestro
en esta lucha con el poder de las tinieblas;
y como en otro tiempo librasteis
al Niño Jesús del inminente peligro de su vida,
así, ahora, defended la Iglesia Santa de Dios
de las asechanzas de sus enemigos
y de toda adversidad,
y a cada uno de nosotros protegednos
con perpetuo patrocinio, para que,
a ejemplo vuestro y sostenidos por vuestro auxilio,
podamos santamente vivir, piadosamente morir,
y alcanzar en el Cielo la eterna bienaventuranza.
Amén.