Notas


[1] Artículo póstumo.

[2]SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ, De la familia de José, notas de la predicación, 19-III-1971 (AGP, biblioteca, P09, p. 136).


[3]Cf. ANDRÉS VÁZQUEZ DE PRADA, El Fundador del Opus Dei, vol. III, Rialp, Madrid 2003, pp. 728 ss. Sobre la presencia de San José en la enseñanza de San Josemaría, cf., entre otros, los siguientes trabajos: L.M. DE LA HERRÁN, La devoción a San José en la vida y enseñanzas de Mons. Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei (1902-1975), Estudios josefinos, 34 (1980), pp. 147-189; I. SOLER, San José en los escritos y en la vida de San Josemaría. Hacia una teología de la vida ordinaria, Estudios josefinos, 59 (2005), pp. 259-284. Cf. también J.B. FREIRE PÉREZ, Para amar más a San José, Promesa, San José de Costa Rica 2007, pp. 55-61; M. IBARRA BENLLOCH, La capilla de la Sagrada Familia, Scripta de Maria, II/4 (2007), pp. 351-364; J. FERRER, San José nuestro Padre y Señor, Arca de la Alianza, Madrid 2007.

[4]SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ, Camino, n. 559.

[5]SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ, Cf. homilía En el taller de José, en Es Cristo que pasa, nn. 39-56. De ahora en adelante, En el taller de José.

[6]SAN AGUSTÍN, Sermo 51, 20: PL 38, 351; BAC 95, p. 40. Cf. En el taller de José, n. 55.

[7]En el taller de José, n. 39.

[8]Ibíd.

[9]He aquí las palabras de Santa Teresa: «Comienzo en el nombre del Señor, tomando por ayuda a su gloriosa Madre, cuyo hábito tengo, aunque indigna de él, y a mi glorioso padre y señor San José, en cuya casa estoy» (SANTA TERESA, Fundaciones, prólogo, 5; BAC 212, 8ª ed., p. 675). Cf. Camino. Edición crítico-histórica preparada por Pedro Rodríguez, Rialp, Madrid 2002, p. 689, esp. nt. 29.

[10]Sobre los diversos calificativos que ha recibido la paternidad de san Joséa lo largo de los siglos —padre legal, putativo, nutricio, adoptivo etc.—, cf. B. LLAMERA, Teología de San José, BAC, Madrid 1953, pp. 73-114. Llamera ofrece dos conclusiones muy orientadoras: «Las denominaciones padre legal, putativo, nutricio, adoptivo, virginal y vicario del Padre celestial expresan sólo aspectos parciales e incompletos de la paternidad de san José» (p. 94). Y la siguiente conclusión que explica por qué todas estas «paternidades» le parecen incompletas: «La paternidad de san José es nueva, única y singular, de orden superior a la paternidad natural y adoptiva humanas» (p. 102). Siguiendo a san Agustín se puede decir que la paternidad de san José sobre Jesús es única, singular y de orden superior como es único, singular y de orden superior su matrimonio con santa María.

[11]Además de las numerosas alusiones a san José que hace san Josemaría a lo largo de toda su vida, existen cuatro extensos textos dedicados a San José con los que es fácil esbozar una teología del santo Patriarca casi completa. He aquí los textos: homilía En el taller de José, 19-III-1963, en Es Cristo que pasa, Rialp, Madrid 1973, nn. 39-56; La escuela de José, notas de la predicación, 19-III-1958 (AGP, biblioteca, P18, pp. 79-88); San José, nuestro Padre y Señor, notas de la predicación, 19-III-1968 (AGP, biblioteca, P09, pp. 93-103); De la familia de José, notas de la predicación, 19-III-1971 (AGP, biblioteca, P09, pp. 133-141). De ahora en adelante, los tres últimos se citarán como La escuela de José; San José, nuestro Padre y Señor; y De la familia de José, respectivamente.

[12]LEÓN XIII, Enc. Quamquam pluries (15-VIII-1889), n. 3.

[13]«Ya que el matrimonio es el máximo consorcio y amistad —al que de por sí va unida la comunión de bienes— se sigue que, si Dios ha dado a José como esposo de la Virgen, se lo ha dado no sólo como compañero de vida, testigo de la virginidad y tutor de la honestidad, sino también para que participase, por medio del pacto conyugal, en la excelsa grandeza de ella» (Ibíd.).

[14]Cf. G.M. BERTRAND, Joseph (saint). II. Patristique et haut moyen âge, Dictionnaire de Spiritualité, VIII, Beauchesne, Paris 1974, 1304.

[15]«Nec te moveat quod frequenter Scriptura conjugem dicit: non enim virginitatis ereptio, sed conjugii testificatio, nuptiarum celebratio declaratur» (In Lucam, 2, 5: SC 45, p. 74).

[16]San Agustín advierte las implicaciones de esta situación providencial en el concepto mismo de matrimonio al proponerlo como modelo a los matrimonios continentes diciendo: «este matrimonio es tanto más real cuanto que es más casto» (Sermo 51, 10, 13 y 16: PL 38, 342, 344-346, 348; BAC 95, 39-40). Las expresiones latinas que utiliza san Agustín en el Sermo 51 son de una gran belleza y claridad: «Quare pater? Quia tanto firmius pater, quanto castius pater (…) Non ergo de semine Joseph Dominus, quamvis hoc putaretur: et tamen pietati et charitati Joseph natus est de Maria virgine filius, idemque Filius Dei».

[17]Cf. SAN BERNARDO, Homilia Super missus est, II, 15: «Nec vir ergo matris, nec filii pater exstitit, quamvis certa… et necessaria dispensatione utrumque ad tempus appellatus sit et putatus» (en Opera, t. 4, éd. J. Leclerq et H. Rochais, Roma 1966, p. 33). Lo que aquí ocupa el primer plano no es la verdad del matrimonio, sino el hecho de que san José ha sido llamado «vir» y «pater» temporalmente, ad tempus. La traducción castellana de Díez Ramos subraya la poca importancia que el matrimonio de José y María recibe en esta homilía: «Ni fue, pues, varón de la madre ni padre del hijo, aunque (como se ha dicho), por una necesaria razón de obrar y permisión en Dios, fue llamado y reputado por algún tiempo lo uno y lo otro» (BAC 110, 203). La poca importancia dada por San Bernardo al matrimonio entre la Virgen y san José no le impide hacer una cálida descripción de la santidad de José, p.e., al compararlo con José, hijo de Jacob: «Acuérdate al mismo tiempo de aquel gran patriarca, vendido en otro tiempo en Egipto, y reconocerás que éste no sólo tuvo su mismo nombre, sino su castidad, su inocencia y su gracia (…) Aquél, guardando lealtad a su señor, no quiso consentir al mal intento de su señora (cf. Gn 39, 12); éste, reconociendo virgen a su Señora, Madre de su Señor, la guardó fidelísimamente, conservándose él mismo en toda castidad» (Ibíd., 16: BAC 110, 204).

[18] «La forma del matrimonio consiste en cierta indivisible unión de las almas por la que cada cónyuge de modo indivisible se obliga a guardar fidelidad al otro; el fin del matrimonio es engendrar y educar la prole: a lo primero se llega por el acto conyugal; a lo segundo por las obras del marido y la esposa con las que se ayudan para criar a la prole (…) En cuanto a la primera perfección, el matrimonio de la Virgen Madre de Dios y José fue verdadero matrimonio, porque ambos consintieron en la unión conyugal (…) En cuanto a la segunda perfección, que tiene lugar por el acto matrimonial, si esto se refiere a la unión carnal por la que se engendra la prole, aquel matrimonio no fue consumado (…) pero aquel matrimonio tuvo también la segunda perfección en cuanto se refiere a la educación de la prole» (Santo Tomás, S. Th. III, q. 29, a. 2, in c.).

[19]La escuela de José, p. 80. Y en otro lugar, dice: «De las narraciones evangélicas se desprende la gran personalidad humana de José: en ningún momento se nos aparece como un hombre apocado o asustado ante la vida; al contrario, sabe enfrentarse con los problemas, salir adelante en las situaciones difíciles, asumir con responsabilidad e iniciativa las tareas que se le encomiendan» (En el taller de José, n. 40).

[20]En el taller de José, n. 40. El mismo pensamiento encontramos en De la familia de José, p. 134, y en San José, nuestro Padre y Señor, pp. 95-96.

[21]Para «garantizar» mejor la virginidad de santa María algunos apócrifos hablaron de un matrimonio anterior de José y lo presentaron de edad avanzada. Esta presentación ha influido poderosamente en el arte (cf. G.M. BERTRAND, en Joseph (saint). II. Patristique et haut moyen âge, Dictionnaire de Spiritualité, VIII, cit., 1302-1303). Para el «realismo» y la sencillez de san Josemaría, la imaginación de esos apócrifos resulta inaceptable. El planteamiento de san Josemaría es muy parecido al de san Jerónimo en el Adv. Helvidium, 19 (PL 23, 203): es necesario atenerse sobriamente a los datos que ofrece el Nuevo Testamento.

[22]SAN JOSEMARÍA, Apuntes de su oración personal ante la Virgen de Guadalupe, 21-V-1970, citado en J. ECHEVARRÍA, Carta, 1-XII-1996 (AGP, biblioteca, P17, vol. 4, pp. 230-231).

[23]De la familia de José, p. 134.

[24]Ibíd., p. 138.

[25]La escuela de José, p. 80.

[26]Tras citar Mt 1, 20, comenta P. GRELOT: «La invitación a no temer tiene lugar en un relato de vocación: José, el justo, recibe de Dios una llamada a la medida de su justicia (…) Al tomar consigo a la madre del niño y convertirse en su esposo, José se convierte al mismo tiempo en responsable de la madre y del hijo ante Dios y ante los hombres; es su papel especial en el plan de salvación. Su paternidad real está señalada por el hecho de que él pondrá el nombre al niño; esta será desde entonces "la palabra de reconocimiento" del padre al hijo» (P. GRELOT, Joseph (Saint). I. Écriture, Dictionnaire de Spiritualité, VIII, cit., 1297-1298).

[27]He aquí otra expresión feliz: «(…) pero José, su esposo, siendo, como era, justo, y no queriendo infamarla… No, no podía en conciencia. Sufre. Sabe que su esposa es inmaculada, que es un alma sin mancilla, y no comprende el prodigio que se ha obrado en ella. Por eso voluit occulte dimittere eam (Mt 1, 19), deliberó dejarla secretamente. Tiene una vacilación, no sabe qué hacer, pero lo resuelve de la manera más limpia» (San José, nuestro Padre y Señor, p. 101).

[28]En el taller de José, n. 42.

[29]SAN JUAN CRISÓSTOMO, In Mat., Hom. 4, 6: BAC 141, 70. Cf. La escuela de José, pp. 80-81.

[30]Cf. En el taller de José, n. 55.

[31]La escuela de José, p. 81.

[32]En el taller de José, n. 54.

[33]Ibíd., n. 55.

[34]Ibíd.

[35]Ibíd., n. 56.

[36] Homilía En la epifanía del Señor,6-I-1956, en Es Cristo que pasa, n. 38.

[37]«O felicem virum, beatum Ioseph, cui datum est, Deum, quem multi reges voluerunt videre et non viderunt, audire et non audierunt; non solum videre et audire, sed portare, deosculari, vestire et custodire!».

[38]SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ, En el taller de José, Es Cristo que pasa, n. 39.

[39]Ibíd., n. 45.

[40]SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ, Notas de una meditación, Roma, 19-III-1968.

[41]CONCILIO VATICANO II, Const. dogm. Lumen gentium, n. 34.

[42]De la familia de José, p. 137.

[43] Don Álvaro del Portillo se refiere a san Josemaría como nuestro Padre, pues el Opus Dei es una familia de carácter sobrenatural.

[44]ÁLVARO DEL PORTILLO, Entrevista sobre el Fundador del Opus Dei, Rialp, Madrid 1993, p. 161.