DÍA 31: EL PODER DE SAN JOSÉ EN EL CIELO Y SU PATROCINIO SOBRE LA IGLESIA

MARZO, MES DE SAN JOSÉ



MEDITACIÓN:


José fue, en la tierra, el depositario del poder de Dios Padre, y no se puede negar que hizo buen uso de ese poder; ¿cómo negarle ahora el premio?
José, en la tierra, cuidó de la vida del divino Hijo, y es cierto que se desempeñó bien de esta incumbencia: ¿cómo le negará ahora el Hijo agradecido qué le pida?

José, en la tierra, fue custodio fidelísimo de María: ¿le negará que esa Señora sea dispensadora de las gracias que pasan por Ella?

Siendo tan grande el poder de San José, recurre a él en todas sus necesidades.

San José, por elección de Dios, fue constituido cabeza y defensor de la Sagrada Familia. ¿Quién mejor que él defenderá a la familia de Cristo, que es la Iglesia?

Cuidó y guardó a Jesús, fundador de la Iglesia. ¿Quién podría cuidar mejor de la obra de Jesús, la Iglesia?

Como hijos de la Iglesia, somos hijos de San José. Seamos devotos.

FRUTO:
Fomentar siempre la devoción a este gloriosísimo Santo.

JACULATORIA:
San José, quiero ser siempre vuestro: aceptadme y amparadme.

ORACIÓN:
Oh Dios, que por inefable providencia te dignaste escoger a San José por esposo de tu Madre Santísima; nos concede, te lo pedimos, que merezcamos tener por intercesor en el cielo, aquel que veneramos en la tierra como protector. Vos que vivís y reináis por todos los siglos de los siglos. Amén.

TERMINAMOS rezando el Avejosefino: